El médico de cabecera está en una posición privilegiada para prescribir ejercicio físico:
- Porque tiene una visión holística del paciente;
- porque conoce el territorio y las posibilidades concretas que ofrece, desde el hermoso paseo hasta las instalaciones deportivas;
- Porque tiene la oportunidad de verificar y reforzar la motivación del paciente en sus reuniones más frecuentes.
Es necesario que prescriba el ejercicio físico exactamente como si fuera un medicamento, con dosis y horarios precisos, para que el paciente ya no diga: "El médico no me ha dicho nada, solo que tengo que practicar deportes", pero verá una receta llena. Indicaciones precisas y puntuales, con objetivos repartidos en el tiempo. Después de todo, hay estudios controlados que confirman que el cumplimiento aumenta claramente cuando el consejo general pasa a la prescripción precisa del deporte.
Además, la certificación para deportes no competitivos debe extenderse y, sobre todo, debe llevarse a cabo de una manera diferente. En la actualidad, el MdF, que no es necesariamente un especialista y casi nunca conoce al paciente a fondo, solo tiene el objetivo de verificar que no haya contraindicaciones obvias para el desempeño de la actividad física. Si, por otro lado, estos certificados, emitidos por el especialista o por el médico de cabecera, también evalúan la actividad física que el paciente pretende llevar a cabo, se creará un "perfil de uso" real, adecuado para cada caso, definiendo objetivos y dando citas periódicas a el control. No olvidemos que estos certificados son a menudo el único momento de contacto entre MdF y su clientela menor de 60 años.
A esto se añaden consideraciones más generales: a diferencia del especialista, el MMG no solo conoce el territorio, sino que a menudo es una figura eminente dentro de él y, a menudo, ocupa importantes posiciones políticas o asociativas. En resumen, es capaz de promover iniciativas que pueden responder a la necesidad concreta de ejercicio físico "curativo" que él mismo propone.